sábado, 3 de diciembre de 2016

Abrigos.

Yo tan sólo quería que me abrazaras, que hiciéramos de nuestra historia la historia más bonita de todos los tiempos, al menos para nosotros, que aún no siendo la más perfecta pudiéramos disfrutarla, cerrar los ojos y simplemente dejarnos llevar, porque se supone que para eso está el amor, para encontrar un abrigo en medio de una noche en el desierto, una mano que entrelazar cuando el invierno llega.
Pero resulta que nada de eso pasó, que te fuiste mucho antes de que todo eso pudiera suceder, o quizás fui yo la que se alejó; pero ahora mismo no quiero buscar culpables, porque no se trata de eso, no se trata de señalar con el dedo y acusar de fastidiar una historia, porque si dejas una es para empezar una nueva, aunque a veces duela, aunque uno se caiga tantas veces que ya no sea capaz de mirar hacia arriba.
Pero estoy harta de escuchar que el amor es una mierda, porque al final es todo lo que buscamos.

martes, 18 de octubre de 2016

Encerrarse.

Que sentirse atrapado,
perdido,
a veces es normal.
Porque nos encierran,
hasta hay veces en la que nos encerramos nosotros mismos,
en una burbuja autoconvencional.
Una burbuja que nos aleja
de que aquella realidad que nos rodea.
Y es que a veces tirar la toalla
no vale,
no vale de absolutamente nada,
que hay veces en las que tienes que salir de allí
que te tienes que enfrentar,
dejar salir a los sentimientos,
tus sentimientos,
para entonces poder sentir,
poder sentir realmente
aquello que llevas por dentro.
A veces no vale encerrarse,
aislarse,
escaparse.

viernes, 2 de septiembre de 2016

Batallas.

Y es entonces cuando te das cuenta
de que ya estás cansada de naufragar,
de naufragar en el mar de tu mente
que se une con sus profundas pupilas
a las que tanto te amarraste aquella vez
que ahora te cuesta soltarte.

Pero aún así no desistas,
que el juego todavía no ha terminado,
y aunque tú nunca quisiste una batalla
hay veces en las que son necesarias,
veces en las que pones todo de tu parte
para volver a sonreír como la primera vez,
olvidarte de su retina
y salir corriendo.

Que no,
en las batallas correr no es siempre de cobardes,
a veces hasta es de valientes
porque representa que quieres seguir viviendo
en vez de rendirte
y echar tu alma al suelo.

Así que enfréntate si eres capaz,
pero si no no dudes en salir corriendo,
no dejes que tu corazón deje de palpitar.